No te imaginas
hasta donde puede llegar el sufrimiento de una familia que vive
esclavizada en unas minas de Coltán controladas por la guerrilla
congoleña.
Wamba vive con
sus padres en una tienda bajo la constante vigilancia de hombres armados
que disfrutan con el sufrimiento de sus semaejantes. Cada día Agbatán,
el padre de Wamba, tiene que rogar a sus guardianes y someterse a todo
tipo de injusticias para conseguir la pequeña ración de comida que
tendrá que alimentar a su mujer, que está embarazada, y su hijo de 9
años hasta el día siguiente.
La mayor parte
de los días Wamba se los pasa intentando matar el tiempo con su único
amigo Kumb mientras sus padres trabajan en la mina. Pero sus inocentes
juegos de niños a veces pueden llegar a romper las estrictas reglas que
dominan la vida en el campamento y eso suele llevar aparejado un severo
castigo. El propio Wamba, su padre o su madre pueden ser apaleados hasta
casi morir entre las risas de los guardianes.
No puedo
explicarte mucho más para no contarte la historia pero la descripción
que acabo de hacer puede llegar a ser casi un paraíso si se tiene en
cuenta las vivencias que el joven Wamba tendrá que experimentar en su
cuerpo y en su alma.
Es la historia
de una familia que vive ahora junto con otras muchas familias en un piso
de Madrid a la que el autor ha podido conocer.
Puede gustarte o no la historia pero lo que nunca hará la lectura de este libro es dejarte indiferente.RAQUEL MOSQUERA.
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