Una niña vive
encerrada en su casa con su madre a la que apenas ve. No puede salir a
jugar con sus amigas, ni siquiera las tiene, no puede salir de casa bajo
ningún concepto. Lo único que conoce es lo que se puede divisar de la
ciudad desde los tejados de las casas donde todas las noches se escapa
cuando su madre no está en casa o se encuentra encerrada en la
biblioteca donde ella tiene terminantemente prohibido entrar.
Echa de menos
muchas cosas pero sobre todo tener un padre al que se imagina como un
aventurero que está ocupado resolviendo múltiples conflictos pero que
añora estar con su hija.
Una noche de
esas que está encaramada en los tejados de la ciudad un extraño libro
tirado en la plaza llama su atención y decide bajar en su busca. En ese
mismo instante comienzan todos los problemas y todas las aventuras.
Tendrá que recorrer un largo viaje a un mundo desconocido con un único compañero, realmente extraño, un pájaro que habla.
Llegará a
Scribópolis, una ciudad en la que se refugian todos los escritores de
todos los tiempos del mundo "real" que no les entiende y pretende
cargarles con las culpas de todos los males.
Comienza el
camino con la alegría de poder empezar una nueva vida siendo una niña
normal, aceptada por los habitantes de la ciudad y pudiendo realizar sus
sueños: reunirse con su padre y escribir.
Pero la
realidad, una vez más, es muy distinta. Se encuentra con una ciudad
hostil en la que es un bicho raro y que además está a punto de sucumbir
al poder de Mabarak, un escritor renegado que pretende con malas artes
hacerse con el poder de dirigir la historia no sólo de esa ciudad sino
también del mundo "real".
Aunque no lo
pretende ella será una pieza fundamental a la hora de llevar a cabo la
liberación de la ciudad pero para ello necesitará la confianza de los
scribopolitanos y eso es prácticamente imposible pues las cosas se
enredan de tal manera que acaba encontrándose bajo sospecha de traición y
con una orden de búsqueda y captura para su persona.
Un libro de
aventuras que atrapa escrito para niños aunque Ludo A, que así se llama
el pájaro, es tan deslenguado que lo acaba haciendo más apto a partir de
cierta edad.
MARINA ARES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario